Las fuerzas armadas de Ucrania han llevado a cabo una operación militar sin precedentes, conocida como «Operación Telaraña», que ha resultado en la destrucción de más de 40 aviones de guerra rusos. Este ataque, realizado el 1 de junio de 2025, se llevó a cabo en bases aéreas rusas situadas a miles de kilómetros del frente de combate, lo que demuestra la capacidad de Ucrania para proyectar su poder militar más allá de sus fronteras.
### Detalles de la Operación
La operación fue planeada durante más de un año y medio, involucrando el contrabando de drones en territorio ruso. Estos drones fueron ocultados en cabinas móviles de madera sobre camiones, lo que permitió a las fuerzas ucranianas llevar a cabo el ataque sin ser detectadas. Según el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU), los ataques se dirigieron a cuatro aeródromos rusos, incluyendo las bases de Belaya y Olenya. La ofensiva ha sido calificada como uno de los contraataques más significativos y sofisticados desde que Rusia inició su invasión a gran escala en Ucrania el 24 de febrero de 2022.
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, destacó la meticulosidad de la operación en un hilo de publicaciones en X (anteriormente Twitter), afirmando que «la planificación, la organización y todos los detalles fueron perfectamente preparados». En total, se utilizaron 117 drones en la operación, que se ejecutó en varias regiones rusas y en tres zonas horarias diferentes. Zelenski también reveló que la «oficina» de la operación estaba situada cerca de la sede del FSB (Servicio Federal de Seguridad de Rusia), lo que añade un nivel de audacia a la misión.
### Impacto y Reacciones
Los daños causados por la operación se estiman en alrededor de 7.000 millones de dólares, lo que incluye la destrucción de un porcentaje significativo de los portamisiles de crucero estratégicos rusos. La SBU declaró que están comprometidos a «hacer todo lo posible para expulsar al enemigo de nuestra tierra natal», lo que indica una determinación renovada por parte de Ucrania para llevar la guerra al territorio ruso.
El ataque se produjo en un momento crítico, justo antes de las conversaciones programadas entre Rusia y Ucrania en Estambul, donde se esperaba discutir un alto al fuego. Esta sincronización ha llevado a especulaciones sobre si la ofensiva fue una estrategia para obtener una posición más fuerte en las negociaciones. Un funcionario del gobierno de Estados Unidos comentó que la administración del presidente Donald Trump no fue informada previamente sobre esta ofensiva, lo que sugiere que la operación fue llevada a cabo sin el conocimiento de aliados clave.
Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia calificó el ataque como «terrorista» y afirmó que los ataques fueron repelidos en varias regiones, aunque reconocieron que algunas aeronaves se incendiaron tras la ofensiva. A pesar de las afirmaciones rusas de que no hubo víctimas, la magnitud de la operación y la cantidad de aviones destruidos subrayan un golpe significativo a la capacidad aérea de Rusia.
### Contexto Geopolítico
Este ataque se produce en un contexto de creciente tensión entre Ucrania y Rusia, donde Moscú ha intensificado sus ataques contra el territorio ucraniano en los últimos meses. Ucrania, por su parte, ha acusado al Kremlin de no mostrar interés en poner fin a la guerra, lo que ha llevado a un aumento en las hostilidades y a una escalada en la respuesta militar ucraniana.
La «Operación Telaraña» no solo representa un avance táctico para Ucrania, sino que también envía un mensaje claro sobre su capacidad para llevar a cabo operaciones en el corazón del territorio enemigo. A medida que la guerra continúa, es probable que veamos más acciones audaces por parte de Ucrania, que buscan debilitar la infraestructura militar rusa y alterar el curso del conflicto.
La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan los acontecimientos, ya que el resultado de esta guerra tiene implicaciones significativas para la seguridad en Europa y más allá. La capacidad de Ucrania para llevar a cabo operaciones como esta podría influir en la forma en que otros países perciben su propia seguridad y la necesidad de fortalecer sus propias capacidades defensivas frente a amenazas similares.