La historia de Daniel Sauer Adlerstein ha captado la atención del público chileno tras la divulgación de un audio que lo involucra en un escándalo de corrupción. En su primera entrevista tras salir de prisión, Sauer comparte su experiencia en el anexo Capitán Yáber, donde estuvo recluido durante 479 días. A lo largo de su relato, se percibe un profundo sentido de autocrítica y una defensa de su inocencia en los delitos que se le imputan.
### La vida en prisión y sus desafíos
Sauer, quien se encuentra actualmente bajo arresto domiciliario total, describe su tiempo en el anexo Capitán Yáber como una experiencia dura y complicada. A pesar de estar rodeado de personas influyentes, como el exalcalde Daniel Jadue y otros, la vida en prisión es, según sus palabras, «una mierda». La incomunicación y el encierro son aspectos que marcaron su día a día, y aunque reconoce haber hecho amistades, también enfatiza lo difícil que es estar alejado de su familia.
«Estás preso e incomunicado. Te encierran en una pieza y luego te ponen un candado afuera. Para la familia, es muy complicado», comenta Sauer, quien ahora vive en un exclusivo condominio en Las Condes, rodeado de sus perros. Su situación actual es de arresto domiciliario, con carabineros verificando su cumplimiento diario de la medida cautelar dictada por el 4° Juzgado de Garantía de Santiago.
La vida familiar ha sido un pilar fundamental para Sauer durante este proceso. Casado con la modelo Titi Ahubert y padre de cinco hijos, el impacto de su situación legal ha sido significativo en su hogar. «Mis niños le afectó esto mucho en el colegio y en sus notas. Mi hijo se llenó de tics. La Titi tuvo que ir al siquiatra y tomar pastillas», revela, reflejando el peso emocional que ha tenido que soportar su familia.
### Autocrítica y defensa de su inocencia
A lo largo de la entrevista, Sauer se muestra dispuesto a hacer una autocrítica sobre sus decisiones empresariales, pero defiende su inocencia en los delitos que se le imputan. Reconoce que tomó malas decisiones y que la administración de su empresa, Factop, no fue la adecuada. Sin embargo, sostiene que nunca hubo intención de estafar a nadie. «Acá nunca el tema fue estafar a la gente. Nadie se quedó con la plata del otro», afirma, argumentando que la caída de su empresa se debió a factores externos y no a un esquema de fraude.
Sauer también se refiere al famoso audio que lo involucró en el escándalo. Asegura que la mayoría de las conversaciones eran bromas y que el contenido fue malinterpretado. «La gente ocupó el audio como si fuéramos los más delincuentes de Chile, donde la única corrupción que se probó es que María Leonarda Villalobos le pasó 1.300.000 pesos a una persona que estaba en SII para saltarse el mesón», explica, minimizando la gravedad de las acusaciones en su contra.
El exempresario se siente víctima de una exageración por parte de la Fiscalía, que, según él, ha inflado el caso para obtener notoriedad mediática. «Este es un caso que se infló de una manera impresionante», dice, refiriéndose a cómo la investigación ha crecido en complejidad y en la cantidad de delitos que se le atribuyen.
Sauer también menciona su relación con otros involucrados en el caso, como Rodrigo Topelberg, con quien tuvo una amistad cercana antes de que se filtrara el audio. Aunque han tenido momentos de reconciliación, la confianza entre ellos se ha visto afectada. «No existe una relación. Dentro de la cárcel sí, pero ya no daba para más», confiesa, reflejando la tensión que ha surgido entre ellos tras los acontecimientos.
A pesar de las dificultades, Sauer se muestra optimista sobre su futuro. Espera que el caso se cierre pronto y confía en que, si llega a juicio, será absuelto. «Espero que se me reconozca el 228 bis, la cooperación eficaz que realicé en otra investigación», dice, mostrando su deseo de limpiar su nombre y retomar su vida normal.
La historia de Daniel Sauer es un recordatorio de cómo las decisiones empresariales pueden tener repercusiones profundas en la vida personal y familiar. Su relato, lleno de matices y reflexiones, invita a la reflexión sobre la naturaleza de la justicia y la percepción pública en casos de corrupción.
