En medio de la creciente tensión en Oriente Medio, la vida de muchas familias en Israel ha cambiado drásticamente. La familia de Shayndi Raice, periodista y madre de tres pequeños, es un claro ejemplo de cómo la guerra afecta la vida cotidiana. Residiendo en Tel Aviv, a solo 15 minutos de un importante centro militar, esta familia se ve obligada a buscar refugio en un búnker subterráneo cada vez que suena la alarma de ataque aéreo. La situación se ha vuelto tan habitual que han aprendido a adaptarse a las circunstancias adversas que enfrentan.
### La rutina de un refugio antiaéreo
Cuando las alarmas suenan, la familia de Raice no tiene tiempo que perder. Con un hijo de siete años, otro de seis y una niña de tres, la logística de bajar al búnker se convierte en un desafío. Raice relata que, en medio del caos, su esposo lleva a los dos niños mayores de la mano mientras ella carga a su hija menor en brazos. El camino hacia el refugio es estrecho y, a menudo, está lleno de vecinos que también buscan seguridad, lo que puede generar un tráfico que aumenta la ansiedad de todos.
Una vez en el búnker, la familia se enfrenta a condiciones que son, en el mejor de los casos, incómodas. Raice describe el lugar como sucio, con cucarachas y sin las comodidades básicas que uno esperaría en un refugio. No hay señal de teléfono ni acceso a internet, lo que los deja incomunicados del mundo exterior. La falta de un baño adecuado también es un problema, ya que solo hay un agujero en el suelo que sirve como inodoro. A pesar de estas condiciones, la familia se ve obligada a permanecer en el búnker durante al menos una hora mientras esperan que el peligro pase.
Para hacer la experiencia más llevadera, han llevado consigo sacos de dormir, mantas y algunos juguetes para los niños. Raice menciona que, para distraer a sus hijos de los ruidos aterradores del exterior, suelen descargar videos en sus dispositivos móviles. Sin embargo, la falta de señal hace que esto sea complicado, y a menudo deben recurrir a subir por las escaleras para intentar captar algo de señal en un pequeño hueco.
### Estrategias de supervivencia en tiempos de guerra
La familia de Raice ha desarrollado varias estrategias para sobrellevar la angustia que acompaña a los ataques aéreos. Una de las más efectivas ha sido la compra de una radio, que les permite mantenerse informados sobre la situación en el exterior. A través de la radio, pueden escuchar informes sobre los ataques y aprender a distinguir el tipo de amenaza que enfrentan, basándose en la intensidad del sonido de las explosiones. Raice comenta que, con el tiempo, se han vuelto expertos en interpretar los ruidos y en entender cuándo es seguro salir del refugio.
El estruendo de los ataques es algo que se siente profundamente, y Raice enfatiza que el sonido puede ser aterrador, especialmente para los niños. La familia ha tenido que encontrar formas de lidiar con el miedo y la ansiedad que estos momentos provocan. Además de los videos, también llevan consigo botellas de agua, snacks y un botiquín de primeros auxilios, asegurándose de estar preparados para cualquier eventualidad.
La vida en un búnker no es fácil, y la familia de Raice es solo una de las muchas que enfrentan esta dura realidad en Israel. Cada vez que suena la alarma, deben dejar atrás la normalidad y adaptarse a un entorno que, aunque temporal, es profundamente estresante y desestabilizador. La experiencia de esta familia ilustra no solo el impacto físico de los ataques, sino también el efecto psicológico que la guerra tiene en los más vulnerables, especialmente en los niños.
A medida que la situación en la región continúa evolucionando, las historias de familias como la de Shayndi Raice son un recordatorio de la resiliencia humana y de la lucha por mantener la normalidad en medio del caos. La vida en un búnker es un testimonio de la capacidad de adaptación y la búsqueda de seguridad en tiempos de incertidumbre, un desafío que muchas familias en Israel enfrentan día a día.