A medida que la guerra en Ucrania se aproxima a su cuarto aniversario, Rusia ha intensificado su estrategia de guerra híbrida en Europa, utilizando una combinación de tácticas que incluyen sabotajes, ciberataques y la violación del espacio aéreo de países aliados de la OTAN. Este enfoque busca dividir a Europa, socavar la confianza en las instituciones y aumentar la influencia rusa en la región. Documentos confidenciales de la Unión Europea han señalado un aumento significativo en las actividades híbridas de Moscú desde 2024, lo que incluye ataques a infraestructuras críticas y agresiones informáticas.
La guerra híbrida se caracteriza por la mezcla de tácticas convencionales y no convencionales. En este contexto, varios análisis recientes indican que las operaciones de injerencia política han aumentado desde las elecciones comunitarias de verano de 2024. Un experto en inteligencia ha señalado que Rusia está utilizando una combinación de técnicas antiguas y herramientas más sofisticadas, lo que complica la identificación de la naturaleza de sus operaciones. El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha descrito la situación como alarmante, señalando que el término «híbrido» puede sonar suave, pero en realidad se refiere a actos de violencia y sabotaje.
**Incursiones Aéreas y Respuesta de la OTAN**
Las incursiones aéreas rusas han generado una respuesta contundente por parte de la OTAN. El 10 de septiembre, una veintena de drones rusos sobrevoló Polonia, lo que llevó a la intervención de cazas de varios países aliados que lograron derribarlos. Este evento marcó una maniobra sin precedentes en la defensa del espacio aéreo europeo. Días después, Rumania detectó otra aeronave no tripulada rusa en su espacio aéreo, y la OTAN identificó un avión espía del Kremlin sobre el mar Báltico. La situación se ha vuelto tan crítica que Dinamarca ha cerrado temporalmente varios de sus aeropuertos debido a incidentes con drones, lo que ha llevado a las autoridades a investigar la posibilidad de una operación sistemática por parte de un actor profesional.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, ha señalado que Rusia es el principal país que representa una amenaza para la seguridad de Europa. En respuesta a la creciente tensión, tanto Polonia como Dinamarca han activado el artículo 4 de la OTAN, que convoca consultas cuando se percibe un riesgo para la integridad territorial de un país miembro. Esta activación es significativa, ya que se ha utilizado solo nueve veces en los 76 años de historia de la Alianza.
**La Intensificación de los Ataques en Ucrania**
Mientras tanto, la situación en Ucrania sigue siendo crítica. Recientemente, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky denunció un intenso ataque que dejó al menos cuatro muertos y numerosos heridos. Este ataque, que involucró el uso de más de 500 drones y 40 misiles, ha sido calificado como uno de los más brutales en meses. Las defensas aéreas ucranianas lograron derribar la mayoría de los drones y misiles, pero el impacto en la población civil ha sido devastador.
Zelensky ha expresado su preocupación por la escalada de la violencia, señalando que estos ataques son parte de una estrategia más amplia de Rusia para desestabilizar la región. Además, el presidente ucraniano ha criticado la falta de respuesta internacional adecuada ante las provocaciones rusas, instando a la comunidad global a actuar con firmeza.
Los ataques aéreos no son la única táctica que Rusia ha empleado. Documentos recientes indican que Moscú ha intensificado sus ciberataques y operaciones de espionaje, afectando sistemas de GPS y otras infraestructuras críticas en Europa. Un incidente notable involucró interferencias en el GPS del avión de la ministra de Defensa española, lo que subraya la amenaza que representan estas tácticas para la seguridad de los países europeos.
Rusia también ha buscado influir políticamente en países como Moldavia, utilizando operaciones de injerencia para debilitar su posición en el contexto de la Unión Europea. Un informe del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS) destaca que los ataques rusos están dirigidos a instalaciones gubernamentales, infraestructura esencial e industria, muchas veces vinculadas a la ayuda occidental a Ucrania.
La creciente preocupación por la posibilidad de que los combates se extiendan más allá de las fronteras de Ucrania ha llevado a un debate en Europa sobre cómo responder a la amenaza rusa. Países vecinos, como Lituania, han solicitado medidas más contundentes, incluyendo la posibilidad de derribar drones y cazas que violen su espacio aéreo. La situación se complica aún más por la retórica agresiva de Rusia, que ha advertido que cualquier agresión tendrá una respuesta decisiva.
La guerra híbrida de Rusia en Europa representa un desafío significativo para la seguridad del continente. Con un enfoque que combina tácticas tradicionales y modernas, Moscú busca desestabilizar a sus vecinos y aumentar su influencia en la región. La respuesta de la OTAN y de los países europeos será crucial para determinar el futuro de la seguridad en Europa y la estabilidad en la región.