La situación humanitaria en Gaza ha alcanzado niveles críticos, y un reciente informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) ha arrojado luz sobre la violencia sistemática y las condiciones inhumanas que enfrentan los palestinos en los puntos de distribución de alimentos. Este análisis, basado en testimonios de pacientes y médicos en dos clínicas de MSF, revela un panorama desgarrador de lo que se ha descrito como «trampas mortales» para quienes buscan ayuda alimentaria.
**Violencia en los Puntos de Distribución**
Desde el 7 de junio hasta el 24 de julio de 2025, las clínicas de MSF en Al Mawasi y Al Atar, ubicadas cerca de los centros de distribución gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), han atendido a 1.380 víctimas, de las cuales 28 han perdido la vida. Este periodo ha sido testigo de un aumento alarmante en la violencia, con un número significativo de heridos, incluidos 71 niños, 25 de ellos menores de 15 años. Los testimonios de los pacientes son desgarradores; Mohammed Riad Tabasi, un sobreviviente, relata haber visto cuerpos sin vida a su alrededor, todos con heridas de bala en la cabeza y el abdomen.
El informe de MSF no solo documenta las heridas físicas, sino también el trauma psicológico que sufren los sobrevivientes. La falta de alternativas para obtener alimentos ha llevado a muchas familias a enviar a sus hijos adolescentes a estos entornos peligrosos, donde la posibilidad de ser herido o incluso asesinado es alarmantemente alta. Raquel Ayora, directora general de MSF, enfatiza que los puntos de distribución de la GHF han sido transformados en «laboratorios de crueldad», donde la ayuda humanitaria se convierte en un arma de violencia.
**La Militarización de la Ayuda Humanitaria**
El informe de MSF también critica la militarización de la distribución de alimentos en Gaza. La GHF, un grupo israelí-estadounidense, ha sido acusada de gestionar estos centros de manera que prioriza la seguridad militar sobre la necesidad humanitaria. Según el análisis, los centros de distribución están bajo control militar total de Israel y son «protegidos» por contratistas armados privados estadounidenses. Esta situación ha llevado a que la ayuda humanitaria se convierta en un instrumento de control y represión, en lugar de un medio para aliviar el sufrimiento.
La GHF ha sido presentada por los gobiernos de Israel y Estados Unidos como una solución innovadora a los problemas de distribución de ayuda en Gaza. Sin embargo, el informe de MSF sostiene que esta narrativa es engañosa y que, en realidad, los centros de la GHF son parte de un plan mortal que institucionaliza la política de hambre impuesta por las autoridades israelíes. La falta de acceso a alimentos básicos y la violencia sistemática han llevado a que muchos palestinos se enfrenten a la muerte no solo por disparos, sino también por hambre y asfixia en las aglomeraciones.
Durante las siete semanas analizadas, MSF ha atendido a 196 pacientes que sufrieron heridas en disturbios caóticos en los centros de distribución. Entre ellos se encontraba un niño de cinco años con lesiones graves en la cabeza y una mujer que murió por asfixia en una multitud. La violencia no solo proviene de los disparos, sino también de los saqueos y robos que ocurren en estos puntos, donde las personas hambrientas luchan por obtener raciones de alimentos.
La situación es tan desesperada que MSF ha tenido que añadir una nueva categoría a su registro de pacientes: BBO (del inglés: beaten by others, golpeado por otros), que se refiere a las personas que resultan heridas en estampidas o que son golpeadas y despojadas de sus provisiones inmediatamente después de recibirlas. Este fenómeno refleja la desesperación y la brutalidad que caracterizan la lucha por la supervivencia en Gaza.
**Llamado a la Acción Internacional**
Ante esta alarmante situación, MSF ha hecho un llamado urgente para el desmantelamiento inmediato del programa de la GHF y el restablecimiento del mecanismo de entrega de ayuda coordinado por las Naciones Unidas. La organización ha instado a los gobiernos, especialmente a Estados Unidos y a los donantes privados, a suspender todo apoyo financiero y político a la GHF, que ha demostrado ser un obstáculo para la ayuda humanitaria efectiva.
El informe concluye con un fuerte mensaje sobre la inacción global frente a la crisis en Gaza. A pesar de las condenas y los llamados a la acción, la comunidad internacional parece estar paralizada ante la violencia y el sufrimiento que enfrentan los palestinos. La falta de respuesta efectiva ante estos crímenes contra la humanidad es desconcertante y plantea serias preguntas sobre la responsabilidad de los actores internacionales en la protección de los derechos humanos en la región.
La situación en Gaza es un recordatorio sombrío de las realidades de la guerra y la violencia, donde la búsqueda de alimentos se convierte en un acto de valentía y desesperación. La comunidad internacional debe actuar con urgencia para abordar esta crisis humanitaria y garantizar que la ayuda llegue a quienes más la necesitan, sin que ello implique un riesgo mortal para sus vidas.