En la mañana del 15 de agosto de 2025, Gendarmería de Chile reportó la fuga de tres peligrosos reos desde el Complejo Penitenciario de Valparaíso. Entre los fugados se encuentra Juan González Quezada, señalado como el asesino del cabo David Florido Cisternas, un crimen que conmocionó al país en 2022. Este hecho ha generado una ola de indignación y preocupación, especialmente entre las familias de las víctimas y la comunidad en general.
La noticia de la fuga llegó a oídos de Juan Carlos Florido, padre del cabo asesinado, mientras se encontraba en una comisión de servicio. Su esposa le comunicó la alarmante noticia, lo que desató una serie de emociones intensas. «Me dijo que había habido una fuga en la cárcel de Valparaíso, donde uno de los delincuentes que se fugó era el asesino de mi hijo», relató Juan Carlos, visiblemente afectado por la situación.
La reacción del padre del cabo Florido es comprensible, dado que la fuga de un criminal de alta peligrosidad plantea serias preguntas sobre la seguridad en las cárceles chilenas. Juan Carlos expresó su incredulidad al enterarse de que González Quezada se encontraba en Valparaíso, ya que, según él, había una solicitud previa para trasladarlo a una prisión de mayor seguridad en Santiago, específicamente a Colina 1. «Es un asesino de alta peligrosidad, entonces me llama bastante la atención que haya estado en Valparaíso. Mi descontento es bastante grande», afirmó.
La situación se complica aún más al considerar que Valparaíso no es conocido por tener cárceles con altos estándares de seguridad. Juan Carlos recordó que ha habido fugas anteriores en esta prisión, lo que aumenta su preocupación por la posibilidad de que González Quezada y los otros reos fugados puedan causar más daño. «Imagínese cómo estamos nosotros de consternados. Esto no funciona bien y si esta persona no es capturada, tenemos un delincuente de alta peligrosidad suelto en las calles», lamentó.
La fuga de estos reos no solo afecta a las familias de las víctimas, sino que también plantea serias interrogantes sobre la eficacia del sistema penitenciario en Chile. La comunidad está en alerta, y muchos se preguntan cómo es posible que un criminal con antecedentes tan graves haya podido escapar de una prisión. La falta de comunicación entre el Poder Judicial y las familias de las víctimas es otro punto que Juan Carlos destacó, señalando que no se les informa adecuadamente sobre las decisiones que afectan su seguridad y bienestar.
La situación ha llevado a que se tomen medidas inmediatas. Gendarmería ha anunciado que tres gendarmes de la cárcel de Valparaíso serán removidos de sus funciones tras la fuga. Esta decisión, aunque tardía, refleja la gravedad del incidente y la necesidad de una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad en las cárceles del país.
**La Seguridad en las Prisiones Chilenas**
La fuga de reos de alta peligrosidad no es un hecho aislado en Chile. A lo largo de los años, ha habido múltiples incidentes que han puesto en tela de juicio la seguridad de las cárceles. La falta de recursos, la sobrepoblación y la escasez de personal capacitado son solo algunos de los factores que contribuyen a la ineficacia del sistema penitenciario.
Las cárceles chilenas enfrentan un desafío constante para mantener a los reclusos bajo control y evitar que se produzcan fugas. La situación se agrava aún más por la creciente violencia en el país, que ha llevado a un aumento en el número de detenidos por delitos graves. Esto ha generado un ambiente tenso en las prisiones, donde los reos a menudo se agrupan en pandillas, lo que complica aún más la tarea de los gendarmes.
La fuga de los tres reos de Valparaíso es un recordatorio de que el sistema necesita reformas urgentes. Expertos en criminología y derechos humanos han señalado que es fundamental invertir en infraestructura, capacitación del personal y programas de rehabilitación para los reclusos. Sin estas medidas, es probable que sigan ocurriendo incidentes similares en el futuro.
**La Voz de las Víctimas**
La perspectiva de las familias de las víctimas es crucial en este contexto. Juan Carlos Florido no es el único que ha expresado su frustración y dolor ante la falta de seguridad. Muchas familias que han perdido a seres queridos a manos de criminales sienten que el sistema judicial no les brinda la protección que merecen. La fuga de reos como González Quezada solo intensifica este sentimiento de inseguridad y desconfianza.
Las víctimas y sus familias a menudo se sienten desamparadas, sin un canal adecuado para expresar sus preocupaciones y sin la certeza de que se tomen medidas efectivas para proteger a la comunidad. La falta de comunicación entre las autoridades y las familias de las víctimas es un tema recurrente que debe abordarse con urgencia. Las familias merecen ser informadas sobre los movimientos de los criminales que han afectado sus vidas y tener la oportunidad de expresar sus inquietudes sobre la seguridad en sus comunidades.
La situación actual en Valparaíso es un llamado a la acción para las autoridades. Es imperativo que se tomen medidas concretas para garantizar la seguridad de la población y evitar que incidentes como este se repitan. La fuga de tres peligrosos reos no solo es un fracaso del sistema penitenciario, sino también un recordatorio de que las vidas de las víctimas y sus familias deben ser una prioridad en la agenda de seguridad del país.