Las enfermedades cardiovasculares han dejado de ser un problema exclusivo de los adultos mayores. En la actualidad, los jóvenes están cada vez más expuestos a estos riesgos, lo que ha llevado a especialistas a alertar sobre la creciente incidencia de infartos en personas menores de 40 años. Este fenómeno se debe, en gran medida, a estilos de vida poco saludables que incluyen sedentarismo, obesidad y una alimentación inadecuada desde la infancia.
### La Realidad de las Enfermedades Cardiovasculares en Chile
Según datos del Departamento de Estadísticas e Información de Salud (DEIS), más de 30 mil personas fallecieron en Chile en 2024 a causa de enfermedades del sistema circulatorio, consolidándose como una de las principales causas de muerte en el país. Esta alarmante cifra refleja un cambio en el perfil de riesgo, donde los infartos, tradicionalmente asociados a la vejez, están afectando a una población más joven.
El cardiólogo Diego Godoy, de Clínica MEDS, señala que la prevención es clave y debe comenzar desde una edad temprana. “El riesgo cardiovascular es la sumatoria de sucesos que aumenta la probabilidad de tener algún evento cardio o cerebrovascular, como un infarto agudo de miocardio o un infarto cerebral”, explica. En este sentido, el 30% de las muertes en Chile se deben a eventos cardiovasculares, lo que convierte a estas enfermedades en la principal causa de muerte en el mundo desarrollado.
### Factores de Riesgo en la Juventud
La obesidad infantil ha aumentado considerablemente en los últimos años, y con ello, el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares a una edad temprana. Godoy menciona que muchos jóvenes ya presentan resistencia a la insulina, un estado prediabético que puede llevar a complicaciones graves si no se controla. “Un paciente de 40 años que comenzó a acumular factores de riesgo a los 15 años ha sumado 25 años de riesgo cardiovascular. Por lo tanto, es posible que a esa edad ya haya sufrido un infarto”, advierte el especialista.
La combinación de sedentarismo, mala alimentación y hábitos poco saludables está llevando a que cada vez más jóvenes enfrenten problemas que antes eran considerados exclusivos de la adultez. Por ello, es fundamental que tanto padres como educadores tomen conciencia de la importancia de fomentar estilos de vida saludables desde la infancia.
### Estrategias de Prevención
Para evitar que los jóvenes se conviertan en parte de estas estadísticas alarmantes, es crucial implementar estrategias de prevención efectivas. Godoy menciona varios factores que se pueden controlar para reducir el riesgo de infarto:
– **Erradicar el tabaquismo**: Fumar es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular.
– **Controlar la diabetes**: Mantener niveles adecuados de glucosa en sangre es vital.
– **Controlar la presión arterial**: La hipertensión es un factor de riesgo significativo.
– **Controlar el colesterol**: Un nivel elevado de colesterol LDL puede llevar a la formación de placas en las arterias.
– **Realizar actividad física**: La inactividad física contribuye al aumento de peso y a otros problemas de salud.
– **Tratar la obesidad**: Mantener un peso saludable es fundamental para la salud cardiovascular.
– **Alimentación equilibrada**: Una dieta rica en frutas, verduras y granos enteros puede ayudar a prevenir enfermedades.
– **Control de salud una vez al año**: Las revisiones médicas regulares son clave para detectar problemas a tiempo.
### Reconocimiento de Síntomas
Es igualmente importante que los jóvenes y sus familias sepan cómo reconocer los síntomas de un infarto. Godoy describe los signos más comunes:
– Dolor en el pecho que se irradia al cuello y a la mandíbula, descrito como una presión intensa.
– Náuseas y vómitos, que pueden acompañar el dolor.
La educación sobre estos síntomas puede ser crucial para salvar vidas, ya que la rapidez en la atención médica puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
En resumen, la creciente incidencia de enfermedades cardiovasculares en jóvenes es un llamado a la acción. La prevención, a través de cambios en el estilo de vida y la educación sobre la salud, es esencial para combatir esta tendencia alarmante. Es responsabilidad de todos, desde los profesionales de la salud hasta los padres y educadores, trabajar juntos para crear un entorno que promueva la salud cardiovascular desde la infancia.