Felipe Larraín Tejeda ha decidido dar un giro radical en su carrera profesional, dejando atrás más de 25 años de experiencia en el mundo del derecho corporativo para embarcarse en una nueva aventura como juez. Este cambio, que ha sorprendido a muchos en el ámbito legal y empresarial, se produce tras una destacada trayectoria en el bufete Claro y Cía., donde se especializó en fusiones y adquisiciones (M&A). Su decisión de postular a la Academia Judicial refleja no solo un deseo de cambio, sino también una vocación por el servicio público que ha ido madurando a lo largo de los años.
La trayectoria de Larraín es notable. Egresado de la Universidad Católica en 1996, comenzó su carrera en Claro y Cía. poco después de completar un magíster en Derecho en la New York University School of Law. Durante su tiempo en el bufete, se convirtió en un referente en el área de M&A, asesorando a importantes multinacionales y grupos empresariales en transacciones complejas. Su habilidad para negociar y su profundo conocimiento de la ley lo llevaron a ser reconocido en rankings jurídicos, donde figuraba entre los mejores abogados en su campo.
A lo largo de su carrera, Larraín ha trabajado con clientes de renombre, incluyendo Citigroup, Walmart y Black Rock, y ha participado en fusiones significativas, como la de Lan Airlines con Tam. Su enfoque meticuloso y su capacidad para encontrar soluciones creativas le han valido el respeto de colegas y clientes por igual. Sin embargo, a pesar de su éxito en el ámbito corporativo, Larraín ha sentido una creciente necesidad de contribuir de manera más directa a la sociedad.
**La Decisión de Cambiar de Rumbos**
El cambio de Larraín hacia la judicatura no fue una decisión tomada a la ligera. En agosto de 2024, la Academia Judicial abrió un programa especial de formación para abogados con experiencia, y Larraín decidió postular. De un total de 376 postulantes, fue uno de los 25 seleccionados para participar en este programa, que le permitirá formarse durante seis meses para luego postular a un cargo en el Poder Judicial.
La decisión de dejar su puesto en Claro y Cía. y renunciar a varios directorios, como el de Soprole y Tecno Fast, fue un paso significativo. Sus colegas en el bufete sabían de su interés por los asuntos públicos y su deseo de cambiar de rumbo. Larraín, quien no tiene ataduras familiares, se siente libre para hacer este cambio, apoyado por su independencia económica construida a lo largo de su carrera.
La Academia Judicial, donde Larraín comenzará sus clases en junio, busca formar a abogados con al menos ocho años de experiencia para que puedan asumir roles en el escalafón primario del Poder Judicial. Este programa es una oportunidad para que Larraín, a sus 53 años, pueda cumplir un sueño que ha acariciado durante mucho tiempo: ser juez. La formación que recibirá le permitirá adquirir las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de la judicatura, donde espera postular a uno de los juzgados civiles de Santiago.
**Retos y Expectativas en la Nueva Carrera**
El camino hacia la judicatura no está exento de desafíos. Aunque Larraín tiene una sólida formación y experiencia en el ámbito legal, el trabajo en los tribunales es diferente al de un abogado corporativo. La administración de justicia puede ser lenta y, a veces, frustrante. Sin embargo, quienes lo conocen creen que su meticulosidad y dedicación le permitirán adaptarse y sobresalir en su nuevo rol.
La carrera judicial ofrece a Larraín la posibilidad de avanzar en el escalafón, con la ambición de llegar a la Corte de Apelaciones e incluso a la Corte Suprema. Sin embargo, el camino no es fácil. Para ascender, se requiere no solo experiencia, sino también la aprobación de cursos especiales y un tiempo considerable en cada cargo. A pesar de estos obstáculos, Larraín está decidido a dejar su huella en el sistema judicial chileno.
Su decisión ha sido vista por algunos como un acto de altruismo, ya que busca devolver a la sociedad lo que ha recibido a lo largo de su vida. Aunque su salario como juez será significativamente menor al que percibía en el ámbito corporativo, Larraín ha afirmado que su situación económica está resuelta, lo que le permite enfocarse en su nueva vocación sin preocupaciones financieras.
El cambio de carrera de Felipe Larraín es un testimonio de su compromiso con el servicio público y su deseo de contribuir al bienestar de la sociedad. A medida que se prepara para asumir su nuevo rol, muchos esperan ver cómo su experiencia y habilidades se traducen en una carrera judicial exitosa, que podría marcar un nuevo capítulo en su vida profesional.
