La gastronomía ha encontrado un nuevo hogar en las plataformas digitales, donde chefs y aficionados comparten sus recetas y técnicas con audiencias masivas. En Chile, uno de los nombres que ha resonado con fuerza en este ámbito es Luciano Ferroni, un ingeniero comercial que decidió dejar atrás su carrera en el mundo corporativo para dedicarse a la cocina y convertirse en un influencer gastronómico. Sin embargo, su reciente experiencia con un restaurante en Quilpué ha puesto de manifiesto los desafíos que enfrentan los emprendedores en la industria alimentaria.
### La Transformación de un Ingeniero Comercial a Influencer Gastronómico
Luciano Ferroni, con 25 años de experiencia en el ámbito comercial, decidió dar un giro radical a su vida profesional. La popularidad de sus videos en plataformas como TikTok, donde comparte recetas y consejos de cocina, lo llevó a dejar su trabajo de oficina y dedicarse completamente a su pasión por la gastronomía. Su hijo, Franquito, ha sido una parte integral de su éxito, apareciendo en sus videos y aportando un toque de ternura que ha cautivado a la audiencia.
Durante la pandemia, el contenido de Ferroni se volvió especialmente popular, proporcionando distracción y entretenimiento a muchos que se encontraban en cuarentena. Este éxito lo motivó a dar el siguiente paso: abrir su propio restaurante, Pastrami Nostro, en Quilpué, donde ofrecía pastas italianas y otros platos.
Sin embargo, a pesar de su entusiasmo y dedicación, Ferroni se encontró con obstáculos inesperados. A medida que se adentraba en el mundo de la restauración, comenzó a notar problemas en la administración del local, que había delegado a su socio. Según Ferroni, no se estaban cumpliendo los compromisos con proveedores y empleados, lo que generó un ambiente de trabajo insostenible.
### Desafíos en el Mundo de la Restauración
La experiencia de Ferroni en el sector de la restauración no fue la que había imaginado. A pesar de su éxito en las redes sociales, la gestión de un restaurante es un desafío completamente diferente. La presión de mantener la calidad del servicio, cumplir con las expectativas de los clientes y manejar las operaciones diarias puede ser abrumadora, incluso para alguien con su experiencia.
En una entrevista reciente, Ferroni expresó su frustración por la situación en Pastrami Nostro. «Me equivoqué de socio», admitió, reconociendo que no había investigado lo suficiente antes de asociarse. La falta de cumplimiento en los compromisos y la mala gestión del restaurante lo llevaron a tomar la difícil decisión de salir del proyecto.
A finales de agosto, Ferroni anunció que cerraba este capítulo de su vida y que comenzaría una nueva etapa. Esta nueva fase se llama Pastrami Eventi, un servicio de banquetería para eventos familiares y corporativos. A pesar de los contratiempos, Ferroni se muestra optimista y decidido a seguir adelante con su pasión por la cocina.
La historia de Luciano Ferroni es un recordatorio de que el camino del emprendimiento está lleno de altibajos. Aunque su experiencia en el restaurante no resultó como esperaba, su amor por la cocina y su deseo de compartirlo con los demás siguen siendo su motor. A medida que avanza en su nueva iniciativa, es probable que continúe inspirando a otros con su creatividad y dedicación a la gastronomía.