En los últimos meses, varios alcaldes de oposición en Chile han comenzado a cambiar su postura respecto al traspaso de colegios a los Servicios Locales de Educación Pública (SLEP). Este fenómeno se ha evidenciado principalmente en las comunas de Santiago y Ñuñoa, donde los ediles han decidido claudicar ante la presión de movilizaciones y conflictos con los docentes. Mario Desbordes, alcalde de Santiago, fue uno de los primeros en dar un giro a su posición, seguido por Sebastián Sichel, alcalde de Ñuñoa. Ambos habían manifestado anteriormente su intención de no entregar los colegios a los SLEP, pero las circunstancias han llevado a una reevaluación de sus estrategias.
Desbordes había expresado en noviembre del año pasado su firme deseo de no traspasar los establecimientos a los SLEP, argumentando su compromiso con la educación pública. Sin embargo, tras enfrentar conflictos con los docentes y explorar alternativas legales que le permitieran postergar el traspaso, finalmente concluyó que no había opciones viables y decidió proceder con el traspaso programado para enero. Este cambio de postura se produce en un contexto de tensiones laborales y demandas salariales por parte de los profesores, lo que ha complicado aún más la situación para los alcaldes.
Por su parte, Sichel también había sido un crítico de la implementación de los SLEP, argumentando que los resultados de la Prueba de Acceso a la Educación Superior (PAES) en Ñuñoa demostraban que los colegios no debían ser traspasados. Sin embargo, ante la falta de acuerdo con los docentes y la presión de las movilizaciones, anunció que seguiría adelante con el traspaso de los colegios al SLEP La Quebrada, que incluye a otras comunas como La Florida y Peñalolén. La decisión de ambos alcaldes refleja una tendencia más amplia entre los municipios que, a pesar de sus intenciones iniciales, se ven obligados a adaptarse a la realidad del sistema educativo chileno.
La situación no es homogénea en todas las comunas. Mientras que Santiago y Ñuñoa han optado por ceder ante la presión, otros municipios como La Reina, Las Condes, Lo Barnechea, Providencia y Vitacura han mantenido su resistencia al traspaso. Estos alcaldes argumentan que pueden gestionar mejor la educación en sus comunas y que el SLEP no representa una solución adecuada para sus necesidades educativas. Felipe Alessandri, alcalde de Lo Barnechea, ha declarado que su comuna está trabajando para alcanzar la excelencia académica y así poder retener la administración de sus colegios.
La alcaldesa de Las Condes, Catalina San Martín, también ha manifestado su intención de tomar todas las acciones necesarias para mantener la administración de los colegios, argumentando que los buenos resultados históricos de sus establecimientos justifican esta decisión. Jaime Bellolio, alcalde de Providencia, ha reiterado que su comuna defenderá la educación pública y retrasará el traspaso a lo que considera un sistema ineficaz. En Vitacura, la edil Camila Merino ha señalado que han logrado postergar su traspaso y esperan que se realice una revisión de la ley para permitir que los municipios que gestionan bien sus colegios puedan mantenerlos.
Este panorama revela una fragmentación en la postura de los alcaldes frente a la implementación de los SLEP. Mientras algunos se rinden ante la presión y las circunstancias, otros continúan luchando por mantener el control sobre sus colegios. La situación plantea interrogantes sobre el futuro de la educación pública en Chile y la efectividad de los SLEP como modelo de gestión educativa. La resistencia de ciertos municipios podría llevar a un debate más amplio sobre la reforma educativa y la necesidad de adaptar las políticas a las realidades locales.
La presión sobre los alcaldes de oposición también se ha intensificado debido a la movilización de los docentes, quienes han expresado su descontento con las condiciones laborales y la falta de acuerdos en las negociaciones salariales. Este contexto ha llevado a los alcaldes a reconsiderar sus posiciones, ya que la estabilidad en la educación pública depende en gran medida de la colaboración entre las autoridades locales y los educadores. La falta de acuerdos y la tensión en las relaciones laborales han hecho que algunos alcaldes opten por un enfoque más conciliador, buscando evitar conflictos que puedan afectar la calidad de la educación en sus comunas.
En resumen, el desistimiento de los alcaldes de Santiago y Ñuñoa en su oposición al traspaso de colegios a los SLEP refleja una realidad compleja en el sistema educativo chileno. Mientras algunos municipios luchan por mantener el control sobre sus colegios, otros se ven obligados a adaptarse a un modelo que consideran ineficaz. La situación actual plantea desafíos significativos para la educación pública en el país y destaca la importancia de la colaboración entre las autoridades locales y los docentes para garantizar una educación de calidad.