El mundo del entretenimiento a menudo esconde historias que van más allá de lo que se muestra en pantalla. Recientemente, un grupo de exintegrantes del programa ‘Me Late’ se reunió en el espacio ‘Que te lo digo’ para desclasificar una serie de conflictos y situaciones incómodas que vivieron durante su tiempo en el programa. Daniel Fuenzalida, el animador principal, fue el centro de atención de estas revelaciones, donde sus compañeros compartieron anécdotas que reflejan un ambiente de trabajo complicado y, en ocasiones, tóxico.
### Conflictos Personales y Malentendidos
Una de las voces más destacadas fue la de Antonella Ríos, quien relató cómo su experiencia en ‘Me Late’ se vio marcada por momentos de desvalorización. Ríos recordó un episodio en el que, mientras ella hablaba, Fuenzalida y otro compañero hicieron muecas que la hicieron sentir menospreciada. «Me sentí poco valorada cuando Caniulef y Huevo hicieron unas muecas extrañas…» comentó, añadiendo que tras el incidente, decidió renunciar al programa. A pesar de la tensión, Ríos subrayó que logró reconciliarse con Fuenzalida, quien se disculpó sinceramente.
Por otro lado, Sergio Rojas también compartió un conflicto que tuvo Fuenzalida con el director Ignacio Molina. Según Rojas, el animador solía ningunear a Molina, quien había dirigido misas antes de unirse al programa. La situación escaló hasta que Molina, cansado de los constantes menosprecios, decidió plantarse y exigir respeto. Este tipo de dinámicas no solo afectaron la moral del equipo, sino que también llevaron a Molina a renunciar, dejando claro que el ambiente laboral era insostenible.
### La Cultura del Maltrato en el Programa
Los relatos no se detuvieron ahí. Rojas y Ríos también mencionaron un incidente en el que Fuenzalida trató de manera despectiva a un conductor de Uber, lo que generó incomodidad entre los panelistas. «No puedes tratar así a la gente», le dijeron, evidenciando una cultura de maltrato que parecía permear el ambiente de trabajo. Rojas también reveló que Fuenzalida solía hacer comentarios hirientes hacia su amigo Felipe Coronado, lo que generaba un clima de tensión constante.
La situación se tornó aún más complicada cuando Rojas confesó que había trabajado sin remuneración, creyendo que no había presupuesto. Sin embargo, se enteró de que Fuenzalida había estado ganando una buena cantidad de dinero gracias al programa, lo que lo hizo sentir engañado y menospreciado. «Uno se sentía tan estúpido porque pensé que no me pagaban porque no había presupuesto», expresó Rojas, reflejando la frustración que muchos sintieron en el programa.
Luis Sandoval también compartió su experiencia, recordando un episodio en el que quedó varado en la carretera y, al llegar tarde, Fuenzalida le cerró la puerta del estudio. Este tipo de actitudes no solo afectaban la relación entre los panelistas, sino que también creaban un ambiente hostil que dificultaba la colaboración y el trabajo en equipo.
A pesar de todos estos conflictos, los exintegrantes de ‘Me Late’ coincidieron en que, a pesar de las dificultades, también vivieron momentos divertidos y memorables. Rojas mencionó que, aunque la gente podría pensar que pasaban un infierno, en realidad había momentos de risa y camaradería que hacían que la experiencia fuera más llevadera. «Era entretenido, una terapia, nos matábamos de la risa», comentó, resaltando que, a pesar de los problemas, había una conexión genuina entre ellos.
Las revelaciones de estos exintegrantes no solo arrojan luz sobre la dinámica interna de ‘Me Late’, sino que también plantean preguntas sobre la cultura laboral en el mundo del entretenimiento. La necesidad de un ambiente de trabajo saludable y respetuoso es fundamental para el bienestar de todos los involucrados, y las experiencias compartidas por Ríos, Rojas y Sandoval son un recordatorio de que detrás de las cámaras, las cosas no siempre son lo que parecen. La industria del entretenimiento debe reflexionar sobre cómo se tratan a sus trabajadores y cómo se pueden mejorar las condiciones laborales para todos.