Las autoridades de Tailandia han tomado la drástica decisión de declarar el estado de ley marcial en ocho distritos de dos provincias fronterizas con Camboya. Esta medida se produce en medio de un conflicto armado que ha escalado en los últimos días, especialmente en torno al disputado templo de Preah Vinear. Según informes oficiales, las escaramuzas han dejado un saldo trágico de al menos 13 civiles y un militar fallecidos en Tailandia, lo que ha llevado al primer ministro en funciones, Phumtham Wechayachai, a advertir sobre la posibilidad de que la situación se convierta en una guerra abierta si no se controla pronto.
«Si la situación continúa escalando, podría convertirse en una guerra, pero por ahora es sólo un conflicto armado», declaró Phumtham en un comunicado. Además, enfatizó que los ataques en curso representan una grave violación del derecho internacional, al estar dirigidos contra hospitales y zonas residenciales, lo que podría considerarse un crimen de guerra.
La declaración de ley marcial afecta a los distritos de Mueang Chanthaburi, Tha Mai, Makham, Laem Singh, Kaeng Hang Maew, Na Yai Am y Khao Khitchakut en la provincia de Chanthaburi, así como a Khao Saming en la provincia de Trat. Más de 130,000 ciudadanos tailandeses han sido forzados a abandonar sus hogares debido a los intensos intercambios de artillería.
Uno de los aspectos más preocupantes de este conflicto es el uso de municiones de racimo por parte del Ejército tailandés, una práctica prohibida por convenios internacionales debido a su naturaleza indiscriminada. Aunque el ejército tailandés ha defendido el uso de estas municiones, alegando que están dirigidas a objetivos militares, la portavoz del Ejército camboyano, la general Maly Socheata, ha denunciado que estos ataques han sido brutales e inhumanos, afectando incluso a templos históricos.
### Escalamiento del Conflicto
La situación en la frontera entre Tailandia y Camboya ha ido empeorando, con un aumento de las hostilidades en las últimas semanas. El templo de Preah Vinear, que ha sido objeto de disputas territoriales durante años, se ha convertido en el epicentro de este conflicto. La tensión ha llevado a ambos países a movilizar tropas y recursos militares, incluyendo el despliegue de aviones de combate por parte de Tailandia.
Recientemente, se intentó establecer un alto el fuego mediado por el primer ministro de Malasia, Anwar Ibrahim, quien también preside la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (ASEAN). Sin embargo, este intento fracasó cuando Tailandia se retractó de su acuerdo inicial, citando la inseguridad en la región como la razón principal. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Tailandia agradeció la oferta de mediación, pero subrayó que cualquier acuerdo de cese al fuego debe basarse en condiciones seguras y adecuadas sobre el terreno.
«Cualquier alto el fuego debe basarse en las condiciones adecuadas sobre el terreno. Tailandia otorga máxima prioridad a la seguridad de los civiles, y en este momento, las acciones de Camboya demuestran falta de buena fe y continúan poniendo a la población civil en peligro», declaró el ministerio tailandés. Esta postura refleja la creciente desconfianza entre ambos países, lo que complica aún más la posibilidad de una resolución pacífica.
### Impacto Humanitario
El conflicto ha tenido un impacto devastador en la población civil. Más de 130,000 personas han sido desplazadas, y muchas se enfrentan a condiciones de vida precarias en refugios temporales. La situación humanitaria se complica aún más por el uso de municiones de racimo, que no solo causan muertes inmediatas, sino que también dejan un legado de peligro a largo plazo para las comunidades afectadas.
Expertos de Naciones Unidas han expresado su preocupación por el uso de estas municiones, advirtiendo que pueden permanecer inactivas durante años y estallar al contacto, lo que representa un riesgo constante para la población civil. La comunidad internacional ha instado a ambos países a respetar el derecho internacional y a proteger a los civiles en medio de este conflicto.
La situación en la frontera entre Tailandia y Camboya es un recordatorio de las complejidades de los conflictos territoriales y de la necesidad urgente de mediación y diálogo para evitar una escalada mayor. A medida que las tensiones continúan, la esperanza de una resolución pacífica parece cada vez más lejana, dejando a la población civil atrapada en el fuego cruzado de un conflicto que podría haberse evitado.