La reciente solicitud de renuncia del Presidente Gabriel Boric al director del Servicio de Impuestos Internos (SII), Javier Etcheberry, ha generado un amplio debate en el ámbito político chileno. La decisión, comunicada oficialmente por el Ejecutivo, se produce en un contexto de creciente tensión y cuestionamientos sobre la gestión de Etcheberry, especialmente tras revelaciones sobre su incumplimiento en el pago de contribuciones por su propiedad en Laguna de Aculeo, en la comuna de Paine.
### Contexto de la Solicitud de Renuncia
La controversia comenzó cuando se hizo público que Etcheberry adeudaba nueve años de contribuciones por su propiedad. Este hecho no solo levantó críticas desde la oposición, sino que también puso en entredicho la credibilidad del SII, la entidad encargada de fiscalizar el cumplimiento tributario en el país. En un comunicado, el gobierno argumentó que la renuncia era necesaria para resguardar el buen funcionamiento del Servicio en un ambiente político cada vez más tenso.
Desde Renovación Nacional, varios parlamentarios expresaron su apoyo a la decisión del mandatario. El diputado Miguel Mellado, jefe de bancada de RN, calificó la medida como «correcta, pero tardía», enfatizando que no se puede exigir mayor carga tributaria a los ciudadanos mientras el director del SII no cumple con sus propias obligaciones. Por su parte, el diputado Frank Sauerbaum advirtió que la presencia de Etcheberry podría obstaculizar el debate tributario que el gobierno intenta impulsar, sugiriendo que su renuncia era una medida necesaria para evitar conflictos con los parlamentarios.
El diputado Andrés Celis también se unió a las críticas, señalando que era «impresentable» que Etcheberry continuara en su cargo, dado que había levantado una construcción ilegal y no había pagado las contribuciones correspondientes. Celis argumentó que la situación era insostenible y que el gobierno no podía permitir que alguien con tales irregularidades permaneciera en un puesto tan relevante.
### Reacciones de los Parlamentarios
Las reacciones no se limitaron a la oposición. Desde el oficialismo, el diputado Diego Ibáñez valoró la decisión del Presidente Boric y del ministro de Hacienda, Mario Marcel, subrayando que no es aceptable que alguien con irregularidades fiscales esté al mando del SII. Sin embargo, también hizo hincapié en la importancia de continuar con el trabajo que Etcheberry había estado realizando, reconociendo que había aspectos positivos en su gestión.
El diputado Luis Cuello, del Partido Comunista, también se pronunció sobre la situación, afirmando que el director del SII es el principal responsable de cumplir con las leyes tributarias. Cuello destacó que, más allá de las explicaciones que pudiera ofrecer Etcheberry, lo prudente era resguardar la credibilidad del Servicio, que se había visto comprometida por la situación.
En un tono similar, el diputado Eric Aedo, de la Democracia Cristiana, consideró que la decisión de solicitar la renuncia fue tardía, pero finalmente positiva. Aedo sugirió que el exdirector ahora tendría tiempo para aclarar su situación y que era necesario desvincularlo de una institución que debe mantenerse alejada de controversias como esta.
La situación de Javier Etcheberry ha puesto de manifiesto la fragilidad de la confianza pública en las instituciones fiscales y la necesidad de que quienes ocupan cargos de responsabilidad en el ámbito tributario actúen con total transparencia y cumplimiento de la ley. La presión política y social sobre el gobierno para que tome medidas contundentes en casos de irregularidades fiscales es cada vez mayor, y la renuncia de Etcheberry podría ser vista como un primer paso en esa dirección.
La crisis en el SII no solo afecta a la figura de Etcheberry, sino que también plantea interrogantes sobre la capacidad del gobierno para manejar situaciones de conflicto de interés y mantener la integridad de las instituciones públicas. La presión para que se adopten medidas más estrictas en el ámbito fiscal podría intensificarse, especialmente en un contexto donde la recaudación tributaria es crucial para financiar políticas públicas y enfrentar los desafíos económicos del país.
La situación de Etcheberry es un recordatorio de que la ética y la responsabilidad son fundamentales en la gestión pública. La ciudadanía espera que sus autoridades actúen con rectitud y que se tomen decisiones que fortalezcan la confianza en las instituciones. La renuncia de un director del SII en medio de un escándalo de incumplimiento tributario es un tema que no solo afecta a los involucrados, sino que también tiene repercusiones en la percepción pública sobre la justicia y la equidad en el sistema tributario chileno.