La reciente publicación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) sobre el Censo de Población y Vivienda 2024 ha revelado un panorama mixto en cuanto a la escolaridad en Chile. Aunque se ha observado un aumento en el promedio de años de estudio, las cifras también evidencian una preocupante desigualdad que afecta a grupos vulnerables, como personas con discapacidad, pueblos originarios y habitantes de zonas rurales. Este artículo explora las implicaciones de estos datos y la necesidad de políticas educativas más inclusivas.
**Aumento de la Escolaridad en Chile**
Desde 1992, el promedio de años de escolaridad en personas mayores de 18 años ha crecido de 8,7 a 12,1 años en 2024. Este avance es considerado un logro significativo, resultado de la masificación de la educación media en los años 90 y la expansión de la matrícula en la educación superior. Sin embargo, este aumento en la escolaridad no se distribuye de manera equitativa entre todos los grupos de la población.
Cristóbal Villalobos, académico de Educación UC y subdirector del Centro de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE UC), señala que, aunque el promedio de escolaridad ha aumentado, este dato oculta una realidad más compleja. «No es sorprendente que haya aumentado el promedio de escolaridad, pero ese promedio esconde una distribución que sigue siendo bastante desigual», explica Villalobos. Esta desigualdad se manifiesta de manera más aguda en grupos como las personas con discapacidad, quienes, según el informe, alcanzan un promedio de solo 8,9 años de escolaridad, en comparación con los 12,9 años de los inmigrantes internacionales.
La situación se agrava al considerar que las personas que se identifican como pertenecientes a pueblos indígenas o afrodescendientes también enfrentan barreras significativas para acceder a una educación de calidad. Villalobos enfatiza que es crucial cerrar estas brechas para garantizar que todos los ciudadanos tengan igualdad de oportunidades en el ámbito educativo.
**Desafíos Persistentes para Grupos Vulnerables**
A pesar de los avances en la inclusión de preguntas sobre discapacidad en el Censo 2024, la académica Cecilia Assael, directora de Pedagogía en Educación Especial UC, expresa su preocupación por la persistente brecha educativa. «Las personas con discapacidad deberían tener la oportunidad de tener más años de escolaridad que la población sin discapacidad», afirma Assael. Comparando los datos del Censo con el Estudio Nacional de la Discapacidad (ENDISC) de 2022, se observa un retroceso en la escolaridad de las personas con discapacidad, que pasó de 10 años a 8,9 años en el último censo.
Este retroceso es alarmante, ya que refleja no solo una falta de acceso a la educación, sino también una falta de adaptación del sistema educativo a las necesidades de estos grupos. Villalobos sugiere que el aumento de la escolaridad debe ir acompañado de políticas específicas que aborden las necesidades de los adultos que no han completado la educación media, así como de aquellos con necesidades educativas especiales. Además, se debe prestar atención a la calidad de la educación y los resultados de aprendizaje, más allá de los años de escolaridad.
Las estimaciones indican que cerca de tres millones de adultos en Chile no han terminado la enseñanza media, lo que plantea un desafío significativo para el sistema educativo. La falta de políticas adecuadas para apoyar a estos individuos puede perpetuar el ciclo de desigualdad y limitar las oportunidades de desarrollo personal y profesional.
En resumen, aunque el aumento en el promedio de escolaridad en Chile es un indicador positivo, es fundamental no perder de vista las desigualdades que persisten en el acceso y la calidad de la educación. La implementación de políticas educativas inclusivas y efectivas es esencial para garantizar que todos los ciudadanos, independientemente de su origen o condición, tengan la oportunidad de alcanzar su máximo potencial educativo.