Chile se encuentra en la cúspide de una transformación digital significativa con la llegada del Cable Humboldt, un ambicioso proyecto de cable submarino de fibra óptica que conectará directamente a Sudamérica con Oceanía. Este cable, que se extenderá por 14,800 kilómetros, unirá Valparaíso con Sídney, Australia, pasando por la Polinesia Francesa. La iniciativa, impulsada por una colaboración entre Google y el Estado chileno, marca un hito en la infraestructura digital de la región, ofreciendo una alternativa a las rutas digitales que actualmente dependen en gran medida de conexiones hacia el hemisferio norte, principalmente Estados Unidos.
La firma del acuerdo fue celebrada por el canciller Alberto van Klaveren, quien destacó la importancia de este proyecto para posicionar a Chile como un país abierto y confiable en el siglo XXI. «Este proyecto representa una expresión concreta del lugar de Chile en el siglo XXI: como un país abierto, confiable y plenamente comprometido con una inserción internacional activa», afirmó el canciller. Además, el ministro de Relaciones Exteriores subrayó que la infraestructura beneficiará a países vecinos como Argentina, Paraguay y Brasil, facilitando su acceso a rutas digitales más diversificadas y eficientes.
### La Empresa Detrás del Proyecto
Para gestionar y comercializar la capacidad del cable, se ha creado Humboldt Connect, una empresa conjunta entre Google y el Estado chileno, con una participación igualitaria del 50% entre ambas partes. Esta firma será responsable de la gestión del cable, que incluirá de uno a dos pares de fibra óptica submarina oscura, los cuales serán activados por operadores especializados. Aunque Google no ha revelado la inversión total del proyecto, se estima que el costo podría oscilar entre 300 y 550 millones de dólares, con una contribución del Estado chileno de aproximadamente 25 millones de dólares.
El desarrollo del Cable Humboldt ha pasado por varias etapas desde su concepción en 2019, incluyendo estudios de factibilidad técnica, económica y geopolítica, así como una licitación internacional. Recientemente, se realizó una prospección del fondo marino que permitió definir la ruta del cable. El despliegue de la infraestructura comenzará en 2025, y se espera que la operación comercial inicie en 2027.
El ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, enfatizó que Chile está a la vanguardia tecnológica en la región y que Humboldt Connect es más que un simple proyecto tecnológico. «Es una señal concreta de cómo podemos liderar el desarrollo de infraestructura digital desde el sur del mundo», afirmó Muñoz.
### Impacto en la Conectividad Regional
La llegada del Cable Humboldt no solo representa un avance en la conectividad de Chile, sino que también tiene el potencial de transformar la dinámica digital en toda América del Sur. Actualmente, la mayoría de las conexiones digitales de la región dependen de cables que se dirigen hacia el norte, lo que limita la diversificación y la seguridad de las rutas digitales. Con la implementación de este nuevo cable, se espera que países como Argentina, Paraguay y Brasil puedan acceder a rutas más seguras y eficientes, mejorando así su conectividad global.
Además, el Cable Humboldt podría impulsar el desarrollo de nuevas tecnologías y servicios digitales en la región, fomentando la innovación y el crecimiento económico. La infraestructura permitirá a las empresas locales acceder a mercados internacionales de manera más efectiva, lo que podría traducirse en un aumento de la competitividad y la creación de empleo.
El proyecto también tiene implicaciones para la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. Al diversificar las rutas digitales, se reduce la dependencia de cables submarinos que atraviesan zonas ecológicamente sensibles. Esto podría contribuir a una gestión más responsable de los recursos marinos y a la protección de los ecosistemas en el océano.
En resumen, el Cable Humboldt es un paso crucial hacia la modernización de la infraestructura digital de Chile y su integración en la economía global. Con su capacidad para conectar a Sudamérica con Oceanía, este proyecto no solo beneficiará a Chile, sino que también abrirá nuevas oportunidades para toda la región, posicionándola como un actor clave en el panorama digital mundial.