En un contexto global marcado por la incertidumbre y el descontento, el populismo ha emergido como una de las fuerzas políticas más influyentes. Un reciente estudio de Ipsos revela que un 57% de los chilenos percibe que su sociedad está fracturada, mientras que un 64% considera que el país está en declive. Estos datos no solo reflejan un estado de ánimo local, sino que se inscriben en una tendencia global que está redefiniendo el panorama político en diversas democracias.
### La Fractura Social y el Descontento Económico
El informe de Ipsos, que recoge las opiniones de más de 23,000 personas en 31 países, destaca que el pesimismo y la sensación de fractura social son fenómenos que trascienden fronteras. En Chile, el 57% de los encuestados siente que la sociedad está dividida, un porcentaje que, aunque se alinea con el promedio global, muestra una notable preocupación por la cohesión social. Este sentimiento de desunión se ve exacerbado por un descontento económico que persiste a pesar de la disminución de la inflación.
El descontento económico se manifiesta en la percepción de que la economía está manipulada para beneficiar a las élites. En Chile, un 72% de los encuestados sostiene que la economía favorece a los ricos y poderosos, un dato que supera el promedio global del 68%. Esta percepción de injusticia económica alimenta la demanda de un liderazgo fuerte que pueda desafiar a las élites, con un 58% de los chilenos apoyando la idea de que se necesita un líder fuerte para recuperar el país.
La contradicción entre el deseo de un liderazgo fuerte y la demanda de una democracia más directa es notable. Mientras que un 47% de los chilenos anhela un líder que rompa las reglas para arreglar el país, un 57% prefiere que las decisiones políticas importantes sean tomadas por el pueblo a través de referendos. Esta dualidad refleja una tensión inherente en la política contemporánea, donde la búsqueda de soluciones rápidas se enfrenta a la necesidad de una participación democrática genuina.
### La Inmigración como Línea Divisoria
Otro aspecto crucial que el estudio de Ipsos pone de relieve es la creciente oposición a la inmigración, que se ha convertido en una línea divisoria en la opinión pública. En Chile, un 65% de los encuestados cree que el país sería más fuerte si se detuviera la inmigración, un porcentaje que supera significativamente el promedio global. Este sentimiento se entrelaza con temores económicos, donde el 60% de los chilenos considera que, en tiempos de escasez de empleo, los empleadores deben priorizar la contratación de ciudadanos chilenos sobre inmigrantes.
La percepción de que la inmigración perjudica a la sociedad se ha intensificado en los últimos años, reflejando un fenómeno que se observa en muchas naciones. La retórica antiinmigración ha ganado terreno, y en Chile, el 51% de los encuestados sostiene que los inmigrantes les quitan el trabajo a los chilenos. Este clima de desconfianza hacia los inmigrantes se suma a la percepción de que las élites políticas no comprenden las realidades de la vida cotidiana de los ciudadanos comunes.
El estudio también revela que un 76% de los chilenos cree que los partidos políticos tradicionales no se preocupan por personas como ellos, lo que indica un profundo desencanto con las instituciones políticas. Esta desconfianza se traduce en un deseo de cambio, donde los ciudadanos buscan alternativas que representen sus intereses y preocupaciones.
### La Búsqueda de Soluciones
Frente a este panorama, es evidente que los ciudadanos chilenos están en busca de soluciones que aborden sus inquietudes. La encuesta de Ipsos muestra que, a pesar del descontento, existe un fuerte apoyo a la inversión en servicios públicos esenciales. Un 86% de los chilenos apoya la inversión en salud, un 85% en seguridad pública, y un 79% en la creación de empleos. Esta disposición a invertir en el bienestar social contrasta con la oposición a aumentar impuestos, lo que plantea un desafío para los responsables de la formulación de políticas.
La coexistencia de demandas contradictorias en la opinión pública chilena subraya la complejidad del momento político actual. La búsqueda de un liderazgo fuerte que pueda enfrentar a las élites se ve acompañada por un deseo de mayor participación ciudadana en la toma de decisiones. Esta tensión entre la necesidad de un cambio radical y el deseo de mantener la democracia representa un dilema que los líderes políticos deberán abordar con sensibilidad y astucia.
En resumen, el auge del populismo en Chile y en el mundo refleja un profundo descontento con el estado actual de las cosas. La percepción de una sociedad fracturada, un descontento económico persistente y una creciente oposición a la inmigración son solo algunos de los factores que están moldeando el futuro político. A medida que los ciudadanos buscan respuestas, la capacidad de los líderes para conectar con sus preocupaciones y ofrecer soluciones efectivas será crucial para el futuro de la democracia en Chile y más allá.