La situación económica en Santiago de Chile ha llevado a muchas familias a replantear sus hábitos de ahorro. Un reciente estudio de CORPA Estudios de Mercado revela que el 50% de los hogares en la Región Metropolitana no ahorra o destina menos del 10% de sus ingresos mensuales. Esta cifra, que se ha mantenido prácticamente sin cambios desde principios de 2025, refleja una realidad preocupante: el ahorro ha dejado de ser una herramienta de crecimiento y se ha convertido en un mecanismo de supervivencia ante la incertidumbre económica.
El estudio, que abarcó a 2.952 personas de entre 18 y 55 años, muestra que un 22% de los encuestados no ahorra nada, mientras que un 28% guarda menos del 10% de sus ingresos. Solo un 10% de los hogares logra reservar más del 50% de sus ingresos, lo que pone de manifiesto las brechas socioeconómicas que existen en la ciudad. En el segmento ABC1, el 36% ahorra menos del 25% de sus ingresos, y solo un 9% supera la mitad. Por otro lado, en los estratos C3D, uno de cada cuatro hogares no guarda nada y tres de cada diez apenas logran separar una fracción mínima de su sueldo.
Las diferencias de género también son notables. Según Mariángeles Cifuentes, Cientista Político y Directora de Estudios en CORPA, las mujeres enfrentan más responsabilidades de gasto y tienen menor capacidad de acumulación. Esto no se debe a una falta de voluntad, sino a límites materiales que restringen su capacidad de ahorro. En este contexto, el 24% de las mujeres no logra ahorrar nada, en comparación con el 21% de los hombres.
### La Brecha Generacional en el Ahorro
Un aspecto interesante del estudio es la variación en los hábitos de ahorro según la edad. Los jóvenes de entre 15 y 30 años son el grupo que presenta un mejor desempeño en términos de ahorro, con un 34% logrando ahorrar hasta un 25% de sus ingresos. Sin embargo, la situación se complica para aquellos que tienen entre 31 y 55 años, donde más de la mitad de los encuestados reconoce no ahorrar o hacerlo en niveles mínimos. Este fenómeno puede estar relacionado con las responsabilidades financieras que aumentan con la edad, como la crianza de hijos y el pago de hipotecas.
La falta de ahorro no solo afecta a las familias en términos de estabilidad financiera, sino que también tiene un impacto emocional. Pavel Castillo, Economista Conductual y Gerente de Intelligence en CORPA, señala que «ahorrar hoy en Chile no es planificar el futuro, es sobrevivir al presente». Esta mentalidad de supervivencia puede tener consecuencias a largo plazo, ya que las familias se ven obligadas a vivir con un margen cada vez más estrecho.
### La Normalización del Ajuste Económico
A pesar de que las cifras de ahorro parecen estables, los analistas advierten que esta estabilidad no es sinónimo de tranquilidad. La normalización del ajuste económico se ha convertido en una realidad para muchas familias, que han aprendido a vivir con menos. En un contexto donde los salarios están estancados y el costo de vida sigue en aumento, el ahorro se ha transformado en un indicador emocional y social que refleja la dificultad de proyectar el bienestar más allá del mes a mes.
La falta de variación en los niveles de ahorro es un signo de que las familias están enfrentando una nueva normalidad, donde la planificación a largo plazo se ve comprometida. En este sentido, el ahorro se convierte en un reflejo de las brechas estructurales del ingreso, que afectan de manera desproporcionada a las familias de clase media y baja.
La situación actual plantea un desafío significativo para las políticas públicas y la educación financiera. Es fundamental que se implementen estrategias que permitan a las familias no solo sobrevivir, sino también prosperar en un entorno económico incierto. La educación financiera puede jugar un papel crucial en este proceso, ayudando a las personas a desarrollar habilidades que les permitan gestionar mejor sus recursos y planificar para el futuro.
En resumen, el ahorro en Santiago se ha convertido en un tema complejo que va más allá de la simple acumulación de dinero. Refleja las realidades socioeconómicas de la región y plantea importantes preguntas sobre cómo las familias pueden adaptarse y prosperar en un entorno cada vez más desafiante. La necesidad de abordar estas cuestiones es urgente, ya que el bienestar financiero de las familias depende de su capacidad para navegar en un mundo donde la incertidumbre se ha vuelto la norma.
