La mañana del jueves 23 de octubre de 2025, la comunidad de Recoleta se unió en un acto de duelo y solidaridad para despedir a Esteban Hermosilla, un niño de 12 años que perdió la vida en un trágico accidente. El furgón escolar que lo transportaba fue embestido por un vehículo en el que dos delincuentes escapaban tras robar un celular. Este suceso ha conmovido a la nación, generando un profundo sentimiento de tristeza y reflexión sobre la seguridad en las calles.
El velorio de Esteban comenzó el martes por la tarde, y el cortejo fúnebre partió a las 10:00 horas del jueves, recorriendo las principales avenidas de Recoleta. Durante el trayecto, los asistentes rindieron homenaje al menor, lanzando pétalos de flores en su memoria. La comunidad educativa del Colegio Rafael Sanhueza, donde estudiaba Esteban, se organizó para ofrecer un último adiós, mostrando el impacto que su partida ha tenido en sus compañeros y profesores.
Fernando Calderón, subdirector de Formación del colegio, expresó la emotividad del momento, señalando que «ha sido una mañana bastante emotiva, porque también fue una despedida muy bonita que se generó con toda la comunidad educativa». La tragedia ha dejado una huella profunda en las familias y en la comunidad escolar, que se ha visto unida en el dolor.
La ceremonia se llevó a cabo en el Parque del Recuerdo, donde se congregaron alrededor de 3.700 personas, superando las expectativas de los organizadores. Muchos asistentes tuvieron que estacionar sus vehículos en las calles cercanas debido a la gran afluencia. Entre los presentes se encontraban autoridades locales y representantes del Gobierno, quienes se unieron a la familia en este difícil momento.
René Fuentes, tío de Esteban, agradeció el apoyo recibido de la comunidad y las autoridades, destacando que «hemos sentido el amor, el cariño de todos». La presencia de figuras políticas, como el alcalde de Recoleta, Fares Jadue, y la vocera de Gobierno, Camila Vallejo, subraya la relevancia social de este caso, que ha resonado en todo el país.
La vocera de Gobierno, Camila Vallejo, expresó su dolor por la situación, afirmando que «esto desgarra el alma de nuestro país». Su presencia en el funeral fue un gesto de apoyo a la familia y a la comunidad, mostrando que el dolor de la pérdida de un niño trasciende las fronteras políticas. Vallejo también destacó la importancia de la gran convocatoria, señalando que «es bonito que mucha gente esté en esta tarea de acompañar».
El delegado presidencial de la Región Metropolitana, Gonzalo Durán, enfatizó la necesidad de justicia, asegurando que «nuestro compromiso es que los responsables paguen con las penas más altas posibles». Este compromiso refleja la preocupación de la sociedad por la seguridad y la justicia en casos de violencia y delincuencia.
El Presidente Gabriel Boric, aunque no asistió al funeral, se pronunció en una actividad gubernamental, asegurando que «estamos siendo implacables y aplicando todo el Estado de derecho». Su mensaje fue claro: no habrá impunidad para quienes cometan delitos, y se comprometió a que habrá justicia para Esteban y su familia.
La tragedia de Esteban Hermosilla ha puesto de manifiesto la necesidad de reflexionar sobre la seguridad en las calles y la protección de los más vulnerables. La comunidad ha respondido con un fuerte sentido de unidad, mostrando que en momentos de dolor, la solidaridad puede ser un bálsamo para las heridas más profundas. La despedida de Esteban no solo fue un acto de duelo, sino también una llamada a la acción para garantizar un entorno más seguro para todos los niños y niñas del país.
La historia de Esteban es un recordatorio de la fragilidad de la vida y de la importancia de cuidar a nuestros jóvenes. La comunidad de Recoleta, junto con el resto del país, se ha comprometido a no olvidar su memoria y a trabajar juntos para que tragedias como esta no se repitan. La unión de la comunidad en este momento de dolor es un testimonio del amor y la empatía que pueden surgir incluso en las circunstancias más difíciles. La vida de Esteban, aunque corta, ha dejado una huella imborrable en los corazones de quienes lo conocieron y en la conciencia colectiva de la sociedad.
