En un intenso debate que tuvo lugar en la mañana del miércoles, los candidatos al Parlamento Francisco Orrego y Marco Velarde protagonizaron un cruce de palabras que dejó en evidencia las diferencias en sus enfoques sobre la administración pública y el gasto estatal. Este intercambio se produjo durante la Mesa del Poder, un programa de streaming que reunió a varios postulantes al Congreso, incluyendo a Paz Charpentier y José Toro.
El debate se centró en el Presupuesto de la Nación 2026 y las propuestas de los candidatos presidenciales de oposición, quienes han planteado la necesidad de realizar recortes significativos en el gasto público. Orrego, quien ha sido crítico de la administración actual, argumentó que es necesario eliminar a aquellos funcionarios públicos que, según él, son parte de un círculo cercano al Presidente y que no aportan al bienestar del país. «A los funcionarios públicos que les están pagando dos, tres palitos a cada uno de ellos por ser amigotes del Presidente hay que sacarlos. Ahí estamos todos de acuerdo, ¿cierto? Es un consenso básico», afirmó Orrego, enfatizando la necesidad de ahorrar recursos del Estado.
Sin embargo, la intervención de Velarde no se hizo esperar. Este último cuestionó a Orrego sobre los detalles de los recortes propuestos, especialmente en lo que respecta a programas sociales que podrían afectar a las familias chilenas. «Ya, pero eso, que digan, porque todavía no lo sabemos. ¿Cuáles son los programas sociales que se van a recortar y que pueden perjudicar a las familias chilenas?», replicó Velarde, mostrando su preocupación por el impacto que podrían tener estas medidas en los sectores más vulnerables de la población.
La tensión aumentó cuando Orrego insistió en que era fundamental presentar datos concretos y no hablar sin fundamento. «La gracia es meterle datos y no hablar por al boleo», respondió, sugiriendo que la crítica de Velarde carecía de sustento. En un tono desafiante, Velarde continuó su argumentación, señalando que muchos de los funcionarios que Orrego deseaba despedir habían disfrutado de un periodo de bonanza en el gobierno, mientras que ahora se verían obligados a buscar empleo en el sector privado, donde su experiencia podría no ser bien recibida.
«Estos cuatro años fueron ricos ustedes, lo pasaron bien, se fueron de vacaciones, cambiaron el auto, probablemente están viviendo en el Barrio Lastarria. Y los muchachos hoy día van a tener que salir al mercado laboral a trabajar. Entonces, vamos armando el currículum, cabros, vamos poniendo la experiencia laboral. No pueden colocar ‘amigos del Presidente’, porque en el sector privado es mal visto», expresó Velarde, haciendo hincapié en la necesidad de que los funcionarios públicos tengan un perfil profesional adecuado.
Este intercambio no solo puso de manifiesto las diferencias ideológicas entre ambos candidatos, sino que también reflejó un contexto político más amplio en el que la crítica a la gestión del gobierno actual se ha intensificado. Velarde, aludiendo a la administración anterior, recordó que los amigos de Sebastián Piñera también ocuparon cargos en el gobierno, sugiriendo que la práctica de colocar a amigos en posiciones de confianza no es exclusiva de la actual administración.
La discusión sobre el Presupuesto de la Nación 2026 es crucial, ya que se espera que el nuevo gobierno tenga limitaciones significativas para reasignar recursos. Según las proyecciones, solo se podrá reasignar un 1% del presupuesto, lo que generará mayores restricciones en el uso de fondos públicos. Este escenario plantea un desafío considerable para los futuros legisladores, quienes deberán encontrar un equilibrio entre la necesidad de recortes y la protección de los programas sociales esenciales.
El debate también ha suscitado un interés creciente entre los votantes, quienes están cada vez más atentos a las propuestas de los candidatos y a cómo estas impactarán en su vida cotidiana. La interacción entre Orrego y Velarde es un claro ejemplo de cómo las campañas políticas están evolucionando hacia un enfoque más directo y confrontacional, donde los candidatos no dudan en cuestionar las credenciales y propuestas de sus oponentes.
A medida que se acercan las elecciones, es probable que este tipo de debates se conviertan en la norma, ya que los candidatos buscan diferenciarse en un panorama político cada vez más competitivo. La capacidad de cada candidato para comunicar sus ideas y responder a las críticas será fundamental para ganar el apoyo del electorado y, en última instancia, para determinar quién ocupará un lugar en el próximo Congreso.
