En los últimos años, la tensión entre Taiwán y China ha aumentado significativamente, lo que ha llevado a la isla a intensificar sus esfuerzos de defensa. La República Popular China, bajo el liderazgo de Xi Jinping, considera a Taiwán como parte de su territorio, un reclamo que es rechazado por el gobierno taiwanés. Esta situación ha impulsado a las autoridades de Taipéi a organizar ejercicios militares para preparar tanto a sus fuerzas armadas como a la población civil ante una posible invasión.
**Ejercicios Militares: La Respuesta de Taiwán**
Uno de los ejercicios más destacados es el Han Kuang, que se lleva a cabo anualmente y tiene como objetivo simular la respuesta de Taiwán ante una ofensiva china. El presidente taiwanés, William Lai, ha enfatizado que «al prepararnos para la guerra, evitamos la guerra», subrayando que su intención no es provocar un conflicto, sino fortalecer las defensas de la isla. En este contexto, el gobierno taiwanés ha decidido aumentar su gasto en defensa en un 23% para el próximo año, lo que representaría un total de 949.500 millones de dólares taiwaneses (aproximadamente 31.000 millones de dólares estadounidenses), superando el 3% de su PIB.
Además, bajo presión de Estados Unidos, Taiwán se ha comprometido a elevar este gasto hasta el 5% para 2030. Las medidas implementadas incluyen incrementos en los salarios y beneficios de los militares, así como nuevas formas de entrenamiento y la extensión del programa de reclutamiento obligatorio. Este año, el Han Kuang se destacó por ser el más grande hasta la fecha, con la participación de 22.000 soldados reservistas, un 50% más que en 2024.
**Simulacros de Guerra Urbana y Preparación Civil**
Durante los ejercicios de julio, uno de los enfoques principales fue la preparación para una guerra urbana. Las fuerzas armadas practicaron maniobras para repeler a tropas enemigas en áreas como el transporte público, autopistas y suburbios. Un parque en la capital taiwanesa se utilizó para ensayar la carga de misiles en helicópteros de combate, mientras que una escuela se transformó en un taller para la reparación de tanques.
Las principales ciudades de Taiwán también fueron escenario de simulacros de ataque aéreo, donde los residentes debieron refugiarse en sus hogares. Durante estas maniobras, los hoteles, tiendas y restaurantes suspendieron sus operaciones, y los pasajeros no podían abordar trenes ni aviones. Las autoridades impusieron multas a quienes no siguieran las instrucciones durante las simulaciones.
Los ejercicios también incluyeron prácticas de evacuación de heridos, extinción de incendios y rescate en edificios que habían sido decorados para simular daños por misiles. Para hacer las situaciones más realistas, se utilizaron elementos como sangre falsa y actores voluntarios. Además, se llevaron a cabo operativos para enfrentar campañas de desinformación, un aspecto crucial en el contexto actual de tensiones geopolíticas.
Desde el Ministerio de Defensa de China, se descalificaron las maniobras Han Kuang, calificándolas como un «truco de fanfarronería» del Partido Democrático Progresista (PDP), el partido gobernante en Taiwán. A pesar de las tensiones, una encuesta reciente reveló que el 65% de la población taiwanesa considera poco probable un ataque chino en los próximos cinco años. Sin embargo, más de la mitad de los encuestados apoya el aumento del gasto en defensa y la compra de armas a Estados Unidos.
La situación en Taiwán es un reflejo de las complejas dinámicas de poder en la región del Asia-Pacífico, donde las acciones de China generan preocupación no solo en Taiwán, sino también en otros países vecinos y en Estados Unidos. La preparación militar de Taiwán, junto con el respaldo internacional, se convierte en un factor clave para la estabilidad en la región.
A medida que las tensiones continúan, el enfoque de Taiwán en la defensa y la preparación civil se mantiene firme, con la esperanza de que la preparación y la disuasión puedan evitar un conflicto abierto. La comunidad internacional observa con atención cómo se desarrollan estos eventos, conscientes de que cualquier escalada en la región podría tener repercusiones globales.