El gobierno brasileño ha reafirmado su decisión de mantener a Belém, en el estado de Pará, como la sede de la Conferencia de las Partes sobre el Cambio Climático (COP30), programada del 10 al 21 de noviembre. Esta decisión se produce a pesar de las críticas de varias delegaciones internacionales que han expresado su preocupación por los altos costos de alojamiento en la ciudad. La cumbre climática de la ONU será precedida por una reunión de jefes de Estado los días 6 y 7 de noviembre, lo que añade un nivel adicional de complejidad a la organización del evento.
Durante la semana pasada, representantes de países africanos, naciones insulares y otros Estados en desarrollo solicitaron formalmente el cambio de sede, argumentando que los precios de hospedaje en Belém son «abusivos» y que esto podría limitar su participación. El presidente de la COP30, André Correa do Lago, fue claro al afirmar: «La COP será en Belém. El encuentro de jefes de Estado será en Belém. No hay ningún plan B». Esta declaración subraya la firmeza del gobierno brasileño en su decisión, a pesar de las preocupaciones planteadas.
Las quejas sobre los precios de los alojamientos provienen principalmente de países con menores ingresos, que consideran que un costo razonable para sus delegaciones debería oscilar entre los 50 y 70 dólares por noche. Sin embargo, en Belém, algunas tarifas hoteleras superan ampliamente esta cifra, alcanzando incluso los 1.000 dólares por noche. Correa también denunció que algunos hoteles han incrementado sus precios más de diez veces en comparación con sus tarifas habituales, lo que ha generado una «sensación de indignación» entre los delegados.
Para abordar estas preocupaciones, la organización de la COP30 ha habilitado una plataforma que ofrece alojamiento a precios más asequibles, con un límite de 220 dólares por noche, orientada especialmente a las delegaciones de países con menor presupuesto. No obstante, varios representantes han señalado que estos precios siguen siendo elevados y que no resuelven el problema de accesibilidad que enfrentan.
El gobierno brasileño ha afirmado que ha identificado capacidad de hospedaje para aproximadamente 53.000 personas en Belém y espera la asistencia de cerca de 50.000 participantes en total. Esta cifra incluye no solo a delegados de países, sino también a representantes de organizaciones no gubernamentales, activistas y medios de comunicación, lo que hace que la logística del evento sea aún más desafiante.
### Desafíos Logísticos y Críticas Internacionales
La decisión de mantener la sede en Belém ha sido recibida con críticas tanto a nivel nacional como internacional. Muchos observadores han señalado que la elección de esta ciudad, ubicada en la Amazonía, podría ser un error estratégico, dado que la región enfrenta problemas significativos de infraestructura y servicios. Las críticas se centran en la falta de preparación de la ciudad para albergar un evento de tal magnitud, especialmente en lo que respecta a la capacidad hotelera y la calidad de los servicios.
Además, la situación se complica por el contexto global actual, donde la pandemia de COVID-19 ha cambiado las dinámicas de los eventos internacionales. La necesidad de garantizar la seguridad sanitaria de todos los participantes es un aspecto que no puede ser ignorado, y muchos delegados han expresado su preocupación por cómo se manejarán estos protocolos en un lugar que ya enfrenta desafíos logísticos.
La COP30 es un evento crucial en la lucha contra el cambio climático, y la participación de todos los países es esencial para alcanzar acuerdos significativos. Sin embargo, la falta de accesibilidad y la disparidad en los costos de alojamiento podrían resultar en una representación desigual, lo que podría afectar la efectividad de las negociaciones. La comunidad internacional observa con atención cómo Brasil manejará estas críticas y si se tomarán medidas adicionales para facilitar la participación de todos los países.
### Expectativas para la COP30
A medida que se acerca la fecha del evento, las expectativas son altas. La COP30 se presenta como una oportunidad para que los países discutan y acuerden acciones concretas para abordar el cambio climático, un problema que afecta a todos, pero que impacta de manera desproporcionada a las naciones en desarrollo. La capacidad de Brasil para organizar este evento de manera efectiva será un reflejo de su compromiso con la causa ambiental y su liderazgo en la región.
La próxima reunión programada para el 11 de agosto será crucial para continuar el diálogo sobre los temas logísticos y otros aspectos relacionados con la organización de la cumbre. Los organizadores deberán demostrar su capacidad para adaptarse a las críticas y encontrar soluciones que permitan una participación equitativa y efectiva de todos los países involucrados. La atención del mundo estará centrada en Belém, y el éxito de la COP30 dependerá en gran medida de cómo se aborden estos desafíos en los próximos meses.